Cuando visitamos por primera vez estas viviendas, firmadas en origen por Javier Goerlich, las ampliaciones, baños y cocinas habían llenado el patio haciéndolo desaparecer. Esta circunstancia, que ha sucedido en muchas viviendas del barrio de El Cabanyal, resta calidad y luz a los espacios interiores, especialmente a sus plantas bajas. Además, las alcobas y distribuciones de la época no se adecúan a lo que hoy pedimos a una vivienda.
Así, la reforma abre un patio generoso en forma de L que dota de una luz a la planta baja que nunca antes había disfrutado, abriendo nuevas ventanas a varias orientaciones y construyendo una nueva fachada posterior. Al no ser posible mantener la totalidad de los elementos, se elige los que tienen mayor valor. Cuidamos la restauración de algunos pavimentos hidráulicos originales, de carpinterías de madera extraordinarias, de azulejos, de vidrieras y detalles -incluyendo alguna sorpresa como unas pinturas al fresco en las bovedillas de yeso que descubrimos en el transcurso de la obra-. Algunas carpinterías, excelentes ejemplos de artesanía modernista, son restauradas y recolocadas en otras estancias, dándoles un nuevo marco de significado.
La distribución se reconfigura completamente, buscando poner en valor la estructura de los espacios, mejorando la ventilación, espacialidad, iluminación y restableciendo la conexión entre las estancias. También es necesario adecuar las viviendas a la normativa y a las formas de vida actuales. Como principal novedad: el centro de la casa, un espacio pasante que congrega salón, comedor y cocina, y que recibe luz de la calle y del patio. Las alcobas desaparecen, y las habitaciones reciben luz de diversas orientaciones.
La escala y la altura son generosos, lo que suponen un reto para los espacios domésticos. Las carpinterías nuevas de madera se adaptan a esta gran escala, adoptando las alturas de las interiores, que cuentan con 3 metros de altura. Las dimensiones de las estancias responden también a esta escala. Además, se diseña una cocina ad-hoc con mobiliario de obra y microcemento, evitando una cocina convencional. Se coloca cerámica de gran tamaño, líneas de azulejos pintados a mano, restaurados, formando una línea de color alta, armarios abiertos a cierta altura, en reminiscencia de las cocinas tradicionales y sencillas de las alquerías.
Al fin y al cabo, se trata de actualizar las viviendas, aún cambiándolas completamente, manteniendo al máximo el carácter y el espíritu de la tipología original.